Pila San Vicente Ferrer

La Interesante Labor del Centro de Estudios San Vicente Ferrer

Quiero pensar que, con carácter general, en el momento en que se produce una primera conexión – quizás por razón de su patronazgo en la ciudad de Valencia- con la figura de San Vicente Ferrer, atendiendo, por principio, a su referencia biográfica, la reacción natural es la de considerar que se está en presencia de una extraordinaria figura que aparece delimitada por tres especificas consideraciones. En primer término, llama la atención la singular capacidad para la realización continuada de milagros, lo que conduce a inducir una extrema vinculación, por la vía de la fe, para con Dios a través del estímulo que emana de seguir la doctrina de Jesucristo. En segundo lugar, viene a destacarse una implicación ciertamente notoria en el desarrollo de los más significativos acontecimientos históricos que se originaron en su época como lo fueron el Cisma de Occidente y el Compromiso de Caspe, de donde cabe inferir un reconocimiento público y trascendente de su estimulante personalidad. Y, por último, la tercera característica que se nos ofrece es su condición de predicador con una amplísima proyección territorial, -por gran parte de Europa-, y con una capacidad impresionante de presencia pública y de ser entendido en sus exposiciones, en las que, en términos generales, conformaba la dignidad humana como la actitud primordial que debe presidir en el colectivo social, y que se proyecta con el sentimiento de la reconciliación y con el espíritu de la justicia. Es su connotación como “Apóstol de la Paz”.

 Circunstancias éstas que, unido al hecho de que su condición de santidad fuera reconocida en un mínimo periodo de tiempo, fallecía en 1419 y fue declarado santo en 1455, esto es, 36 años más tarde, conllevan, yo diría que casi de inmediato, a entender que la investigación acerca de su vida y de sus obras estaría ampliamente agotada ya no sólo por posibles trabajos realizados por autores extranjeros, dada su proyección europea, sino fundamentalmente por el estudio de gente de nuestra tierra en función de su condición y expreso reconocimiento de ser valenciano. Y es, en este particular, cuando surge la sorpresa, porque el devenir histórico ha venido a resaltar lo contrario. Estudiado en términos generales, a raíz del proceso de su canonización, por autores europeos, es analizado sólo ocasionalmente por tratadistas de esta zona valenciana. Conclusión ésta que aparece enteramente resaltada, cual se ha aludido en diversas ocasiones, por el historiador y canónigo de la Catedral Doctor Sanchis Sivera en su obra “Sermons de Sant Vicent”, publicada en 1930, cuando manifiesta: “Es Sant Vicent la figura mes gran del seu segle i el mesoblidat dels valencians. Encara no tenim una historia ben feta d’este personatge que encarna el nostre esperit, que salva el mon amb la seua paraula, que convertí mes animes que una legió d’apostols i que enaltí la nostra patria com ningún no ho ha fet. A pesar de tot, nostres no l’havent estudiat, i si alguna cosa s’ha fet sobre ell, ha estat obra dels estrangers”. 


Este clamoroso toque de atención, aunque haya sido con una acusada tardanza, ha venido a cristalizar en una institución vicentina de trascendental importancia: el CENTRO DE ESTUDIOS SAN VICENTE FERRER. El análisis de su referencia digital, emitida por el Convento de los Dominicos de Valencia, expone: “El CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE SAN VICENTE FERRER, fue creado en 1984, por la entonces Provincia Dominicana de Aragón -ahora Provincia de Hispania- con la colaboración del Ayuntamiento de la ciudad de Valencia. Fue su primer Director el Padre Adolfo Robles Sierra, OP, hasta su fallecimiento en 1997 y siendo en la actualidad, el Padre Alfonso Esponera Cerdán, OP. Su sede está en este Convento. Pretende cubrir una doble exigencia: profundizar los numerosos aspectos de la vida y proyección del Santo dando a conocer las diversas facetas de este valenciano universal; así como brindar asesoramiento y facilitar la consulta de las publicaciones aparecidas en diversos idiomas y, en ocasiones, difíciles de hallar. El Centro dispone de una amplia base de datos y de una biblioteca especializada, las cuales se van actualizando permanentemente. Otros objetivos del Centro: “microfilmar o fotocopiar libros y documentos relacionados con el Santo; apoyo y colaboración en actividades y publicaciones sobre la vida y obra de San Vicente Ferrer; organizar Seminarios de investigación, Semanas de Estudios, Ciclo de conferencias y mesas redondas que tratan de esta temática”. La verdad es que, acorde con estos principios, es digna de elogio la actividad que viene desarrollando. Tanto que ahora ya podemos los valencianos, y todavía más los vicentinos, vanagloriarnos de llegar a poseer un amplio conocimiento del espíritu y de la obra vicentina a través de los estudios realizados por autores de origen español. En efecto, a partir de la constitución de este Centro y sobre todo a raíz de programarse, en el año 1994, lo que vino a denominarse “Colección de San Vicente Ferrer” han sido bastantes y enormemente interesantes los trabajos elaborados.


Sólo a título recordatorio cabe destacar entre otros: En el año 1995, “Pensamiento filosófico de San Vicente Ferrer”, texto de Mauricio Beuchot, y “San Vicente Ferrer y los aspectos socio- económicos del mundo medieval” de Miguel LLop Catalá que vienen a condensar la presencia teleológica del cristianismo y la realidad medio- ambiental en que se desenvolvió la actividad de San Vicente. Mediante preparación efectuada por Adolfo Robles Sierra, también en 1995, se publica “San Vicente Ferrer. Colección de sermones de Cuaresma y otros según el manuscrito de Ayora”, y en 1996, “Obras y escritos de San Vicente Ferrer”, en donde adquiere sustancial relevancia el “Tratado de la vida espiritual” en el que se instruye meticulosamente sobre el conjunto de reglas que han de regir la vida religiosa en tanto que el Santo se dirige a un novicio o estudiante exponiéndole la guía espiritual de los dominicos. Se habla de la pobreza, del silencio, de la pureza de corazón, de la mortificación de las pasiones y de los sentidos, de la contemplación de Dios, del Director espiritual, de la obediencia, de la compostura interior y exterior, del modo de predicar, del estudio, de los remedios contra las tentaciones, de los afectos para con Dios, para con uno mismo y para con el prójimo, de las perfecciones necesarias para servir a Dios, etc. , etc. A su vez con base en el primero de esos dos últimos textos y sustentado en la traducción realizada por Juan Mengual Moll, se emite “De la vida de Cristo representada en Misa Solemne”, en donde de nuevo se insiste en el singular valor de los sermones que predicaba San Vicente. En 1999 se lleva a cabo la transcripción realizada por Alfonso Esponera Cerdán de la inédita biografía escrita, en manuscrito valenciano, por José Teixidor hacia 1775 y denominada “Vida de San Vicente Ferrer. Apóstol de Europa”. 


Con fundamento en este trabajo, en el año 2002, se elabora, por cualificados especialistas, la publicación “Introducción a la iconografía vicentina en Valencia”, y, en el año 2004, el riguroso estudio de Sebastián Fuster Perelló “Timete Deum. El Anticristo y el final de la Historia según San Vicente Ferrer”. Siguiendo la dirección emprendida, sustentándose en un intenso estudio y transcripción efectuado por Francisco Gimeno Blay y Mª Luz Mandingorra Llavata, -becados ambos por el Ayuntamiento de Valencia a través de la Junta Central Vicentina- a finales del año 2002 se publicaba una edición del inédito “Sermonario de San Vicente Ferrer del Real Colegio- Seminario de Corpus Christi de Valencia”, y en el año 2006, también con la directa intervención de los citados, “San Vicente Ferrer. Sermonario de Perugia (Convento Dei Domenicani, ms. 477)” en los que se refleja el sistema seguido, con carácter general, por el Santo para preparar el correspondiente guion que le procuraba la pertinente exposición del sermón. Se parte de una previsión para cada uno de los días del año, bien por su festividad litúrgica o feria, bien por la festividad del santo correspondiente al pertinente día, generalmente con cita bíblica, y seguidamente con la constatación de la división de todo el reflejo temático de las cuestiones a exponer, a las que el predicador, en función de su preparación, debería dotarlas de cuerpo y esencia. El simple cotejo de esas fichas diarias delimitativas de los sermones viene a resaltar la enorme amplitud de temas abarcados, siempre teniendo presente la realidad humana y su desenvolvimiento social con el fin de procurar su alianza para con Dios. Todos los aspectos del hombre y de su vital proyección son objeto de análisis, hasta el punto de llegar a conformar la base del sistema cultural europeo que nos rige. En el 2009, y respondiendo también al trabajo de los expresados, se editó “San Vicente Ferrer. Sermones de Cuaresma en Suiza”, 1404 (Couvent des Cordeliers, ms. 62). 


Cabe, por último, hacer mención a la traducción de Sebastián Fuster Perelló sobre “Declaraciones de los testigos del Proceso de Canonización de San Vicente Ferrer” que se efectuó en el año 2007. Sentado todo lo anterior, la conclusión que se impone no puede ser otra que reconocer y aplaudir la labor que viene desarrollando el Centro de Estudios de San Vicente Ferrer. Y sentada tal premisa, creo que debemos hacer nuestro, para terminar, lo que indica el actual Director del Centro en el escrito de Presentación del Sermonario de Perugia, el Padre Alfonso Esponera Cerdán, op, cuando señala: “Siempre quedará bastante por conocer de San Vicente. Pero este desconocimiento sólo podrá ser superado sí continuamos esforzándonos en un estudio serio y reposado, histórico y científico, que esclarezca aspectos de su vida y obra”. Tiene toda la razón y en esa actitud debe primar la actividad de las Asociaciones Vicentinas, incluso, si es preciso, con el pertinente apoyo económico. San Vicente Ferrer se lo merece. 


Juan Luis de la Rúa Moreno.

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